ENGRASANDO MOTORES
No te quiero sólo porque tu sexo nutre mi sexo
ni porque tus piernas y las mías destapan un sol cuando dormimos,
ni sólo porque seás la mamá de Mauricio Antonio y te desvelés dándole chiche o
pacha
y te dés cuenta que funciona el baño con hierva del susto y me pongás a sudar
una camiseta para envolver al cipote y quitarle el pujo
que le salió por dejar destapadas las mantillas que fueron lamidas por el cadejo
dice la Rosita de Perulapán
no te quiero sólo porque juntos hicimos un hijo,
ni porque seás una hembra entera o ronqués con música cuando se te ha tapado
la nariz y el frío se haga atol en tu garganta
o sólo por que me digás con los ojos pelados llevándotela de seria
y me caigás simpática cuando lo decís aunque me encachimbe que “por qué
escribo tanta babosada”
y te salga a flote la preocupación pequeño burgués del título,
ni por que me acariciés la frente cuando me salta duro una alegría bien rara y por
nada
y se apelote y se me quiera salir por entre las cejas Sí! Algunas cosas no son de
este mundo.
No te quiero sólo porque compartimos cabal nuestros malos olores, los enojos,
los chambres, los trabajos de estudio,
la falta de pisto, las chiniadas, el cepillo de dientes,
ni porque pensemos chulo del socialismo y de irnos a pasar un día a la orilla de
un río
quebrando intimidades en un verso Sssshshsshsshs! Charros que hay orejas y
oyen!
Bueno pues, como dicen que no hay secretos para Dios, algún día no habrá
secretos para nadie
Y yo me afirmo para ese después cuando ya no esté.
No te quiero sólo porque de mis cosas digás “está bonito”
o que así despeinado me veo guapo,
ni porque a veces me des un beso en el cachete
para que amanezca en la ventana el nuevo día.
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